El consumo de bebidas alcohólicas y la práctica deportiva se entienden popularmente como antagónicos y hay razones para ello. Cuando se abusa del alcohol los efectos sobre el organismo son negativos y el rendimiento deportivo se ve mermado e incluso comprometido.
En cambio, tomar una cerveza tras una ruta en bicicleta o después de salir a correr es un hábito saludable que nos ayuda en nuestra recuperación.
La cerveza contiene maltodextrinas en un 4%, un tipo de carbohidratos de metabolización lenta que hacen llegar poco a poco la glucosa a la sangre con un pico glucémico moderado. También nos aporta aminoácidos y minerales como sodio, potasio, magnesio, fósforo y calcio, vitamina B y antioxidantes, elementos que son muy valiosos para la recuperación muscular.
Un estudio realizado por investigadores del CSIC y la Universidad de Granada destaca:
“Una de las bebidas clásicamente utilizadas para calmar la sed y que quizás ha estado entre las más consumidas a lo largo de la historia de la humanidad es la cerveza. Sus características organolépticas y su composición justifican ese consumo y señalan que puede ser adecuada para reponer las pérdidas hidrominerales que se producen con el sudor y facilitar la recuperación tras el ejercicio físico, particularmente cuando se realiza en ambiente caluroso.”
Tras realizar una investigación analítica en deportistas y evaluar su potencial, concluye:
“la cerveza, por su composición, características organolépticas y su bajo contenido alcohólico, ingerida en dosis moderadas por personas adultas habituadas a su consumo, puede suponer una bebida alternativa para rehidratarse tras la práctica deportiva”
Desde Tierra de Frontera os animamos a disfrutar de la cerveza responsablemente, también recuperándonos del esfuerzo con una Mariloli artesana después de sudar.